CAMBIO DE LOS SACRAMENTOS
Ahora bien, todos los
sacramentos fueron modificados en el sentido de una comunión humana, solamente
humana –no más una comunión sobrenatural-, una especie de colectivización. Han colectivizado los sacramentos.
El bautismo llegó a ser sólo
la iniciación en una comunidad religiosa; no es más la destrucción del pecado
original, para ser purificados por la sangre de Jesucristo, para resucitar en
la sangre de Jesucristo, alejarse del pecado y de Satanás por medio de los
exorcismos que se hacían en el bautismo.
Si es sólo una iniciación a la comunidad religiosa, el bautismo puede
servir para todos, también a los no cristianos.
El mismo concepto se encuentra en la comunión. La comunión es ahora, como decía, una
asamblea, una especie de colectividad que se comunica, que comparte el pan de
la colectividad. Tenemos también la
absolución colectiva, la penitencia colectiva; de ahí se sigue que el sacerdote
no es más el santificador marcado por el carácter sacerdotal para ofrecer el
Santo Sacrificio de la Misa; se convierte en presidente de la asamblea. Y si el sacerdote es sólo un presidente, se
puede elegirlo de entre los fieles. En
consecuencia, no es más necesario que el sacerdote sea célibe, puede estar
perfectamente casado.
Todo esto deriva del nuevo
concepto de la Iglesia. Se llega, ahora
a dar colectivamente la extremaunción.
En Lourdes, en la ciudad mariana, han invitado a reunirse a todos los
que tenían más de 65 años para recibir todos, colectivamente, la
extremaunción. Eso es grave, muy grave,
porque así el sacramento no es más válido.
El sujeto de la extremaunción debe ser un enfermo. Y hasta ahora no había oído que después de
los 65 años todos fuéramos enfermos. No
es por tener 65 años que estamos enfermos.
“Si quis
infirmatur” –dice Santiago- “si
alguno está enfermo venga el sacerdote y le administre…” peor si no está
enfermo no puede ser sujeto de la extremaunción. Esto es grave porque denota toda una nueva
orientación.
Fuente : Revista Roma.
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